de sus hijos. Arquelao heredó Judea y Samaría; Herodes Antipas, el rey que ordenó decapitar a Juan el Bautista (4 a.C. a 30 d.C.), tomó Galilea y Perea, y Felipe recibió Iturea, Traconite y los territorios del noreste (Lucas 3:1). Sin embargo, la brutalidad de Arquelao precipitó la formación de una fuerte oposición de parte de los judíos, y los romanos lo desterraron. Judea y Samaria quedaron bajo el control de procuradores (gobernadores que rendían cuentas a Roma directamente), el más conocido de
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